Tan solo faltaba yo por presentarme, después de todo, no somos muchos los que permanecemos eternamente en el jardín, los que decidimos quedarnos por voluntad propia...¿Qué podría decir sobre mí? Se me da bien describir a mis co-jardineras, pero lo que soy yo... casi habría preferido una frívola descripción a cargo de las verdes manos de Campanula que desnudar mi alma ante miles y miles de ojillos (bueno, ante esos cuatro gatos que nos leen, de los cuáles uno murió, el otro cogió la sarna, el tercero tiene cefaleas y el cuarto sentó la cabeza)Por suerte soy tan misteriosa como un sonajero de mercadillo, no hay mucho que descubrir, lo único que se a ciencia cierta es que soy un ángel gris (no, no estoy esquizofrénica) ya describí en el kiosco lo que son los ángeles grises y por fuerza yo debo de ser uno de ellos, cada vez soy más consciente de dejar menos constancia en el resto de la gente y sólo me queda asumirlo con entereza, no seré misteriosa pero tengo mi orgullo, un orgullo que es lo suficientemente extenso cómo para no permitirme llorar o quejarme.Al fin y al cabo, me gusta ayudar a la gente en lo que pueda, aun a costa de mí misma o de mi propio recuerdo.Llegué al jardín hace mucho tiempo, cuando sólo estaba la Jardi (casi echo a correr al verla pero ya había cubierto mi cupo de cobardías para varias vidas) No me preguntó nada, simplemente me miró durante unos minutos, directamente a los ojos y después me dio unas podadoras y un par de esos guantes de tela, que tan fácilmente se manchan, con estampados de flores.Lo que me hizo huir al jardín fue, precisamente, el percatarme de que era uno de esos ángeles grises, el humo vago que nadie recuerda pero del que queda una reminiscencia dulce y familiar, esa era la huella que dejaba en todo el mundo, y no fui capaz de asumir que nadie me iba a recordar, así que eché a correr con el corazón en un puño y el alma en otro.Yo siempre había sido yo misma, pero al parecer eso nunca fue suficiente y nunca lo será, al menos no como para merecer lo mismo que el resto de la gente, claro que el resto de la gente no están condenados por el estigma que nos marca a nosotros como ángeles grises, es algo que tenemos en los ojos que nos hace que miremos de forma diferente, nadie nos ama y nosotros tenemos que amar, ese es nuestro sino...Que mierda de sino.Hay quien dice que el destino viene marcado por las decisiones que tomamos a lo largo de nuestra vida, pero mis elecciones estaban amañadas para que, junto con la opción que "alguien" pretendía que eligiese, hubiera otro abanico de elecciones crueles y egoístas que ese "alguien" sabía a la perfección que no iba a escoger.Yo elegí ser un ángel gris, al parecer, y por eso no puedo quejarme; me di cuenta de que lo era, simplemente lo sentí y aún lo siento.Al margen del destino, al margen de todo...Y no hay más misterio, después de todo, sólo lograría aburrir al lector, ese es mi efecto, cuando empiezo a hablar de mí, un sopor se cierne sobre la sala hasta que suspiro de resignación y vuelvo a atender a los problemas de quienes me rodean, buscando la mejor forma de que los superen.En cierto modo, me gusta saber que puedo ser yo misma porque nadie me recordará, al menos es la tenue y envenenada libertad que me deja mi condición, puedo dedicarme a observar el mundo desde mi propio ángulo sin que a nadie moleste. También este es mi mundo, aunque el mundo no lo sepa.Pero este jardín es el único lugar donde puedo colgar mis alas grises y pretender ser yo por unos instantes, hasta el momento de volver a salir afuera para no ser más que niebla.¿Aclarado ya el misterio de la chica no-misteriosa?
¡Hola, jardineros!
Vosotros que entrasteis
en el jardín ambulante,
de las rosas que regasteis...
en el jardín ambulante,
de las rosas que regasteis...
Bueno, mejor no os pongais ahora a regarme el ordenador no sea que por una cosa de estas la pobre máquina rechace contundentemente el agua y me demandeis...
[...]
¡Volvamos a empezar!
[...]
¡Hola, jardineros!
Vosotros que entrasteis
en el jardín ambulante...
¡Sin regadera!
Bienvenidos seais al jardín en busca de la casa perdida ante la cual pavonear sus encantos (muchos son estos, sin lugar a dudas) Pues bien, en su incansable busqueda de hogar, a este jardín de mis amores han ido a parar cosas de lo más sorprendente, aunque ninguna de ellas han sido mis amores ya sea por gracia o desgracia, han ido a parar historias, dioses, poemas, canciones, personas, fotos, balones y pelotitas, cachivaches de todo tipo y tamaño, gnomos de barro con mofletes siniestramente sonrrosados, fuentes para pájaros y contra todo pronóstico también han crecido... ¡Si, flores! De verdad que no de plástico... Así que vamos, vamos, no seais tímidos mozalbetes y mozalbetas y ficus sin catalogar, entrad en el jardín ambulante antes de que cambie de sitio en busca de casas donde aposentarse y perderos entre su vegetación, de la que puede salir cualquier cosa. ¿Qué saldrá esta vez? ¿Un mundo fanástico y fantabuloso? ¿La respuesta a tu pregunta no formulada? ¿La Pantoja en patinete?
¡Entrad y descubrirlo!

P.D : No os preocupeis, no escondo a la Pantoja detrás de ningún arbusto, aunque no me responsabilizo de lo que haya podido ocurrirle al patinete....
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